Acabo de decidirlo. Ya no hay vuelta atrás. Siento traicionar a mis principios pero… no. No puedo continuar con esta farsa. Posiblemente me apaleen, me linchen, me critiquen por lo que voy a decir, pero… la gitana tiene que irse de encima de mi televisor. Y mira que la adoro. Con toda mi alma. Pero he conocido a otra mujer y… ha sido amor a primera vista. Lo siento. Pero yo quiero a Soasig Chamaillard.
Si hay algo que no podemos echarle en cara a la iglesia es
el curre iconográfico y estético que se han currado desde Dios sabe cuándo. No podemos negarlo. La iglesia católica es posiblemente la marca más trabajada
de la historia de la humanidad, ya se puedan poner los fanboys de Apple como se
pongan. La existencia de estos iconos ya forma parte del día a día, por suerte
o por desgracia, de muchos de nosotros. Queramos o no, la iconografía
eclesiástica se ha convertido en un objeto popular. Otro más. Y esto es de lo
que tira principalmente Soasig.
Para ella, la iconografía pop y la católica pueden unirse,
equipararse. Y eso es lo que hace a través de sus Vírgenes. Aunque lo hace de
forma lúdica y sin mala follá, Soasig critica principalmente el papel de la
mujer en esta sociedad tan sumamente influenciada por la gran marca. Y el
resultado es cuanto menos, maravilloso.
Lo más curioso aún es que la creación de esta serie, llamada
Apparitions fue casi una casualidad divina. A ella le llegó una
estatuilla de la Virgen para reparar y se le fue la olla. Y decidió
experimentar con ellas y crear lo que hoy en día podemos ver en sus
exposiciones. Pero que oye, bendito sea el momento en el que decidió hacerlo.
Aunque como era de extrañar, los fanboys de la Iglesia se
hicieron notar. Porque claro, ¿vaya ofensa ponerle a una figurita de una señora
de dudosa existencia la cabeza de otra señora de dudosa existencia como Hello
Kitty, no? Consiguieron cerrarle una exposición en Tolouse (anda que si hubiera
sido al revés… otro gallo cantaría…). Pero lo importante es que a ella se la
viene venteando. Y aprovecha esas críticas para seguir trabajando y reivindicar
su libertad de expresión. Y mu’bien que hace. Soasig, ole tú, OLE TÚ.
Yo lo siento muchísimo por mi gitana, mi querida gitana, a
la cual llevo tantos años venerando, pero nuestra relación ha de acabar aquí.
Porque Dios quiere y así será.
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